Me levanté a las 10h00 para que me instalaran la TV (por supuesto los técnicos filipinos llegaron a las 14h30 y eso sólo después de llamarles y ponerles a caldo) bien, al fin tengo TV.
A las 15h00 y nos fuimos a comer en un chino (de lujo) me comí un Lapu lapo (pescado local parecido al bacalao) después como no sabíamos que hacer le dije a Pablo que pilláramos un Jeepnie a ver que pasaba.
Un Jeepnie: es un autobús filipino construido con 1 Jeep+ un remolque+ una carcasa (modelo techo de un vagón de tren) no tienen puerta de atrás (con lo cual vas viendo todo lo que pasa y agarrado a unas barras que tienen en el techo pata no caerse) y no hay dos iguales (parecen coches sacados de una película de Mad Max). Los Jeepnies No parecen tener paradas fijas sino que se dedican a recorrer una ruta que tienen pintada en el lateral y cuando se quedan sin gente se paran en la acera. Cuesta 8 pesos y medio (es decir nada).
Después de pasar el resto del día en “Rotonda” un mega centro comercial que rivaliza con los americanos y quedamos con Silvie, Carlos Efe y Andrea (Una estudiante de Teleco que se ha rayado y decidido hacer el proyecto de fin de carrera en Manila, con por ahora incierto resultado, dudo que aquí se pueda estudiar.) y volvimos a caer en el error de la barra libre del 121.
Continuamos la noche en un taxi buscando un garito de incierto nombre; durante el trayecto Silvie (a la que tendré que dedicar un capítulo, hacía mucho que no me reía tanto, gracias) se dedicó a regatear y pelear con el taxista en una mezcla de inglés y tagalo, hasta que por algún motivo que se me escapa (creo que el tío no sabía ir) nos dejó tirados en una especie de barrio industrial.
¿Y que hacemos dijo Andrea? Pues cogemos un “Trike” dijo Silvie, ¿y que es un Trike? Pregunté yo.
Un Trike es una moto salida de la posguerra española pegada a un carricoche tipo chino, el que cogimos (tras andar 5 minutillos) estaba hecho de madera y plástico y se calaba cada poco (normal íbamos 5 montados allí: tres en la moto y dos en el carricoche).
En fin que tras un divertido paseo terminamos en un antro de la calle Burgos, conocido como el Bronx, donde nos bebimos hasta el agua de los floreros luego tomamos un arroz con pollo y a dormir.
Sunday, October 19, 2008
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