Después de tres semanas de adaptación el viernes 24 decidimos, por fin, hacer un viaje fuera de Manila.
El destino: Puerto Galera, una isla situada al norte de Manila.
El equipo: mis inseparables Nacho (Comex) y Pablo (IT) + José Medina (Funcionario de la Comisión perdido en Manila).
Salimos el sábado a las 6:00h desde nuestra casa a “Baclaran” (la loca estación de autobuses de Manila) una vez allí, en medio de una vorágine de gente, gritos, colores y folklore local, encontramos un vendedor de billetes (mas bien nos asaltó) que nos un pase para el barco hasta la playa de “Tamaraw” y además nos colocó en un autobús (destino puerto de “Batangas”) por sólo 50 pesos de comisión (por ser blanco).
Después de tres horas de autobús (ó nevera con ruedas en las que el aire acondicionado se pone a 10 grados), recorrimos los 106 kilómetros que separan a Manila del puerto de Batangas sin muchos accidentes (1 hora para salir de Manila, el tráfico brutal habitual, la falta de respeto por cualquier norma ó código de circulación, etc.).
En Batangas, perseguidos por una serie de falsos guías filipinos (hola blanco dame 100 pesos y te meto en el barco), nos montamos en una especie de barca de transporte (ver fotos) que nos llevó hasta Tamaraw beach en sólo dos horas. Durante ese trayecto me puse a charlar con el vigía de la misma (aprendiendo alguna cosa que otra sobre la culturilla de la isla, para variar hablan otro dialecto que no es ni cebuano ni tagalo y Manu Paquiao sigue siendo el héroe nacional).
Una vez en Tamaraw nos quedamos en un hotel maravilloso al lado de la playa y nos metimos en un curso de iniciación al buceo, que estuvo bastante bien (por fín lograré que Nacho y Pablo se apunten a la secta y podré hacer mi certificación “Open Water”). Cenamos en un italiano (en reconstrucción después de la temporada de tifones del verano), que nos recomendó Carlos EFE, y que por cierto entra en mi lista como mejor italiano que haya probado fuera de Europa (y con el mérito de que no tenían muchos medios, apenas una cocina y una cabaña) y nos echamos unos voleibol playas y un fútbol playa con unos turistas iraníes que había por allí (¿Quién dijo que las iraníes eran feas? Vaya pibones, viva Alá.
Por la noche; (1) aprendimos que fuera de Manila la electricidad es un bien escaso, y más aún el alumbrado público (telita para volver al hotel en plena oscuridad sin luna, sin referencias, sin brújula, etc.), esto lo he solucionado comprándome una super-linterna de campamento; (2) nos dio por cruzar la isla, en triciclo que no podía con los 4 (nos bajábamos dos para que subiera las cuestas) para ver otra super playa “laguna beach” (idea de José Medina) donde de nuevo a falta de luz no vimos nada; (3) terminamos en una discoteca de Puerto Galera (de esas donde todas las filipinas de isla te persiguen como moscas, reconozco que cada vez me gustan más) y por supuesto en una barra americana (que ya quisieran en América) (4) dormí 4 horas y me fui a bucear a las 9:00h con una resaca de kilo (en el curso del PADI no dice nada de resacas).
Tras el buceo y una mañana intensa de playa (ahora soy de color rojo) nos dedicamos a comer, dormir y pasarlo pipa cuando……
Instructor de Buceo “¿Cuándo volvéis a Manila?
Carlos “¿pues esta tarde no?”
Instructor de Buceo: “Pues ese que se aleja es el último barco”
José Medina “Nooooo, socorro trabajo mañana, soy de la Comisión, no puedo faltar”
Nacho: “No ¿jodas tío de verdad?”
Pablo: “Y ahora que hacemos”
Bueno la solución fue coger un triciclo a la carrera (importante llevar vaqueros ayuda) y con lluvia para agarrar el último ferry de las 17:00h (en filipinas los barcos no navegan de noche, con eso de que no hay faros ni radar, ni etc, etc.) En algún momento de todo este rifirrafe Pablo se dio cuenta de que se había dejado las llevas de casa y a 15 minutos del embarque lo tuvimos que dejar en la isla (con irónicos comentarios y mucha emoción, el chaval sigue vivo y nuestro jefe que acaba de ser papá y está de baja de maternidad, no se ha enterado).
Al final volvimos tres, cansados y quemados pero muy contentos (la broma a todo trapo no ha pasado de los 120euros con buceo y todo, viva este país).
1 comment:
Que cabrón, aquí pillarse el certificado de buceo es mucho más caro. Eso si qué tal si me lo pillo y nos vamos a ver barcos hundidos que por estos lares hay a cienes.
M.
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